Si observas el cielo, tanto durante el día como por la noche, notarás que todos los astros cambian constantemente de posición. Nada está quieto en el universo: el Sol rota sobre sí mismo como un trompo; los planetas también lo hacen, a la vez que se trasladan alrededor del Sol y los satélites, además de rotar y trasladarse alrededor de los planetas, acompañan a estos en su viaje en torno del Sol. Los planetas realizan varios movimientos diferentes, los más importantes son la rotación sobre sí mismos y la traslación alrededor del Sol.
La rotación de los planetas.
La Tierra, al igual que los demás planetas, rota sobre sí misma, sobre un eje imaginario que va del Polo Norte al Polo Sur. Una vuelta completa de un planeta sobre sí mismo constituye su día, que en la Tierra dura 24 horas.
Ahora bien, un día completo posee una parte de luz (cuando decimos que es de día) y otra de oscuridad (la noche). Esto sucede porque el Sol ilumina sólo una mitad de cada planeta, mientras que la otra se encuentra a oscuras. Como cada planeta rota sobre sí mismo, la parte iluminada cambia constantemente de lugar. De esta manera, si el lugar en que estás se encuentra enfrentado al Sol y por lo tanto es el mediodía, a cabo de doce horas, la Tierra habrá completado media vuelta sobre si misma y será la medianoche en ese lugar. Al mismo tiempo, será mediodía en la parte opuesta de la Tierra.
El movimiento de traslación.
Todos los astros de Sistema Solar dan vueltas alrededor del Sol siguiendo un camino fijo para cada uno llamado órbita. Como los astros se trasladan al seguir su órbita en torno del Sol, se le da a este movimiento el nombre de traslación.
Cada planeta posee una órbita propia, que es diferente de la de los otros astros, y el tiempo que tardan en recorrerla es su año. Por ejemplo, el año en Neptuno es igual a 164,8 años terrestres, lo que significa que, cuando Neptuno completa una vuelta alrededor del Sol, la Tierra lo hace casi 165 veces.
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